Engullido por parásitos, hongos y bacterias
María llegó la última y tarde. Era de la que menos me lo esperaba porque en el colegio siempre fue un reloj suizo en todo lo que hacía. Llegaba la primera a clase, entregaba los deberes la primera, se sabía la lección la primera y sólo era la última saltando el potro en clase de gimnasia. Se pasó varios años propagando su incondicional amor por mi, lo que me hacía pasar mucha vergüenza ante la desaprobación del resto de la clase: “a María le gusta Tito, a María le gusta Tito” me repetían a la cara mis compañeros poniendo voz de muñeco diabólico mientras me señalaban con el dedo. Nunca supe con certeza, hasta esa noche, si verdaderamente estaba enamorada o lo hacía para dejarme en ridículo a modo de vendetta. Read More